Por fin frente a frente, te acordaste de mí después de tanto tiempo, no me queda más que decirte gracias, gracias por dejarme escupir estas últimas palabras.
Cuantas veces te acaricie, te mime, te lleve hasta lugares que nunca jamás nadie te llevo, sin embargo caprichosa, te hacías rogar y tuve que ir a buscarte, pero ahora acá estas mansita, entregada.
Siempre coqueteaste con otros, que no te tuvieron piedad y te dejaban abandonada, abrumada y menospreciada, sin embargo igual me ignorabas, me esquivabas.
Yo te pedí, te grite, te suplique que volvieras, pero no, no tuviste compasión, te encargaste de destruir mis sueños, me dejaste rendido ante la desolación del fracaso.
La última imagen que tengo de vos es aquella en la que te fuiste entregada en brazos de ese otro, que te llevo vaya a saber donde apretada a su pecho.
Fue mi última vez, doce pasos nos separaron de ese amor eterno, pero deja, no te guardo rencor, si me hiciste pasar los años más felices de mi vida.
No me decís nada, porque sabes que me traicionaste, yo te cuide como nadie, mil veces te bese, te rescate de maltratos.
Ya se, no todo fue tu culpa, también te di prestada, te entregue, pero siempre volvías y a vos te gustaba.
Sin embargo acá estas delante mío, cabizbaja, acompañándome en mi soledad, mirándome postrado como me fueron pasando los años y ya no puedo, quisiera darte lo que mereces, pero ya no.
Se que me porte mal, te encerré y te corte la libertad, pero es muy fuerte sentir que te podía perder, aunque me di cuenta que ya es hora que viajes, que sos mas feliz disfrutando de la vida, bajos los pies de otro que te haga sentir lo mismo que yo.
Por eso te digo adiós, gracias y perdón, vieja pelota de antaño.
El coco Osvaldo