Segundo partido en cancha de 11 y esta vez sin lluvia, todo sequito y sin excusas.
Sabemos que tenemos una parada brava contra la banda de Sutecc, uno de los equipos que mejor juega al futbol en estas tierras gauchas.
El historial, corto por cierto, nos juega a favor, pero los suteccienses nos vienen a replantear todos los pergaminos de paternidad que cada tanto, entre charlas y escritos, dejamos que se cuelen para orgullo nuestro y desesperación ajena.
El partido se torna apretado, desprolijo e intenso, la primera circunstancia importante se genera en una lesión, sale la bruja que maneja los hilos en los azulados y el medio campo cabernetero toma control del balón con la presencia de Julito y el pelado, este jugando un partido aparte tras su paso por las filas adversarias.
Resistencia pega primero, centro largo que Sutecc intenta tirar el achique y Juan Pablo lo rompe quedando solo frente al arquero pero inexplicablemente no puede dominar el esférico que muere manso en las manos del golero.
En la contra y tras buena jugada colectiva el delantero rival fusila a Alejandro que en un esfuerzo digno de otro arquero, pero raro en el, tapa en gran reacción el destino inexorable de gol de ese balón.
Así termina el primer tiempo, sin demasiado análisis, medio aburrido y con dientes apretados.
La parte final no es mejor jugado, pero prevalece Sutecc con el dominio de la pelota y su buen juego aprovechando el cansancio de la escuadra resistente, pero no puede inquietar en los últimos metros por la gran labor defensiva cruzada.
Acá hago un paréntesis y me tomo licencia para describir una jugada que quedara grabada en la retina cabernetera por siempre:
El puesto de marcador de punta izquierdo, lugar intrascendente para muchos y menospreciado hasta por Heber Ludueña, quien adopto el lado derecho para parodiar la posición, es ocupado por nuestro guardián Gustavo.
El mismo que siempre argumenta que lo suyo es la marca, que a su edad (44) ya no se puede despegar 2 metros del borde del área, controló el esférico en el vértice de la misma, levantó la cabeza observando como el campo de juego se entregaba complaciente a ser recorrido por sus cansados pies, y así entregado a la brisa que lo empujaba por la espalda salio disparado hacia el área rival.
En su primer trayecto llegó hasta el medio campo, siempre apareado con un rival encima, que cual demonio trataba de cortar las alas a nuestro ángel celestial, alli mismo frena su tranco y cuando parecía entregado a su destino final, toma fuerzas de esa usina interminable que lleva en su corazón, arrancando estoico y conmovedor una carrera alocada dejando por el camino desairado al resignado marcador, para llegar al fondo y tirar un centro que el destino caprichoso no quiso transformarlo en gol.
Pero a El ya nada le importo, caminó tranquilo hasta el banco de suplentes y con un guiño cómplice me dice “COCO SACAME”, para perderse en la inmensidad de la hierba, sabiendose digno de este glorioso deporte.
Bueno luego de este detalle, vuelvo al encuentro diciendo que el partido pintaba para el cero a cero, pero en un centro, un descuido y gran definición para que Sutecc cortara su maleficio cabernetero y ganara el partido, para satisfacción de el Tata que estaba emocionado en las gradas.
Un justo ganador, un partido muy luchado, pero leal y un saludo a ambas escuadras que trataron de jugar al futbol.
El coco Osvaldo
